sábado, 31 de marzo de 2018

Pareiasauros

El apogeo de los parareptiles llegó en el Pérmico y comienzos del Triásico, con la evolución de los pareiasáuridos  o Pareiasauridae, una familia extinta de reptiles anápsidos tempranos. Eran enormes herbívoros que florecieron a lo largo de este periodo. Los pareiasáuridos tenían un rango de tamaño de 60 a 300 centímetros de longitud, y algunos pueden haber llegado a pesar más de 600 kilogramos. Eran criaturas robustas, con colas cortas, cabezas pequeñas, extremidades robustas y pies anchos. Los pareiasáuridos estaban protegidos por escudos óseos llamados osteodermos que se distribuían en su piel. Sus pesadas cabezas estaban adornadas con múltiples rebordes y bultos.

Sus dientes en forma de hoja con varias cúspides se asemejaban a los de las iguanas, los caséidos y otros reptiles herbívoros. Esta dentición, junto con el cuerpo ancho, el cual puede haber alojado un extenso tracto digestivo, son evidencia de una dieta basada en plantas.

Algunos paleontólogos como Michael Lee han afirmado que los pareiasáuridos incluyen a los antecesores directos de las tortugas modernas. Los cráneos de los pareiasáuridos tienen varios rasgos que evocan a los de las tortugas, y en algunas especies los escudos se convirtieron en placas óseas, que serían posiblemente los precursores del caparazón de las tortugas.1 Jalil y Janvier, en un extenso análisis de las relaciones de los pareiasáuridos, también encontraron que las tortugas son los parientes más cercanos de los pareiasáuridos enanos, como Pumiliopareia.​ Sin embargo, las relaciones exactas de las tortugas siguen siendo materia de controversia, y los escudos de los pareiasáuridos pueden no ser homólogos con los caparazones de las tortugas.

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