La geología histórica es la rama
de la geología que estudia las transformaciones que ha experimentado la Tierra
desde su formación, hace unos 4.570 millones de años, hasta el presente.
Para establecer un marco temporal relativo,
los geólogos han ordenado las rocas en una secuencia continua de unidades
cronoestratigráficas a escala planetaria, dividida en eonotemas, eratemas,
sistemas, series y pisos, basada en la estratigrafía, esto es, en el estudio e
interpretación de los estratos, apoyada en los grandes eventos biológicos y
geológicos.
Por ejemplo, la transición entre
Pérmico y Triásico se establece en función de un evento de extinción masiva.
Las divisiones anteriores tienen
sus equivalentes temporales, una a una, en una escala de unidades
geocronológicas: eones, eras, períodos, épocas y edades respectivamente.
Las dataciones por radioisótopos
han permitido la datación absoluta de la mayoría de las divisiones
establecidas, definiendo las unidades geocronométricas equivalentes.
Las etapas de la Tierra
anteriores al Fanerozoico, de las que no se dispone de registro fósil adecuado,
son definidas cronométricamente, esto es, fijando un valor de tiempo absoluto.
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